Aristoteles definió a la ciudadanía como la posibilidad de participar en el poder político, la mujer constituía, así, el sector social más alejado de la posibilidad de participar en él, por cuanto que, a diferencia de los metecos y los esclavos, no podía convertirse nunca en ciudadana. Su vida cotidiana se basaba en quehaceres y el cuidado del menor.
Hubo que esperar la época helenística para ver a grandes figuras femeninas emerger en el mundo griego, tal es el caso de reinas como Berenice, Arsínoe o Cleopatra
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